3 curiosidades que desconoces de la Catedral de Santiago

La Catedral de Santiago es un lugar santo para la cristiandad, también un lugar mágico e inspirador para los paganos y, como no, un lugar rodeado de leyendas, de dichos y creencias populares: unas reales, otras no.

• O Botafumeiro. Sabemos que pesa 53 quilos, mide metro y medio, se eleva 20 metros y puede llegar a alcanzar una velocidad de 70 quilómetros por hora en sus oscilaciones. El botafumeiro es un gran incensario ubicado desde, al menos el siglo XII, en la Catedral de Santiago, dato que conocemos porque se habla de él ya en el Códice Calixtino, bajo la denominación de Tiribulum Magnum. A día de hoy, hay constancia de que se cayó hasta en tres ocasiones y cuenta la leyenda que se creó como solución para reducir el olor a sudor que desprendían los peregrinos recién llegados a Compostela.

• O Santo dos Croques. El Maestro Mateo, el escultor y autor del Pórtico de la Gloria, se representó a sí mismo en la Catedral de Santiago. Lo hizo, según las creencias populares, en una pequeña estatua que observa el interior del templo desde la parte posterior del parteluz. En época de exámenes, los estudiantes de Santiago abarrotaban la Catedral para buscar la inspiración en O Santo dos Croques. Creían que dándole tres coscorrones en la frente a la talla del Maestro Mateo les transmitiría toda su sabiduría.

• El queso de tetilla. El origen de su forma no es casual, sino que su explicación se remonta a dos figuras del Pórtico de la Gloria. La talla de Daniel, con mirada y sonrisa pícara, mira a la talla de Esther que, según cuenta la leyenda, tenía un cuerpo exuberante a ojos del Cabildo catedralicio. Este obligó a los canteros que trabajaban en la Catedral a reducirle los pechos y, como respuesta popular, los vecinos de Santiago le dieron al queso de tetilla su forma actual.